lunes, 1 de julio de 2013

El Ejército amenaza con intervenir ante la crisis política en Egipto





Opositores de Morsi piden su dimisión en la plaza de Tahrir de El Cairo este lunes. / SUHAIB r
El Ejército egipcio le ha dado a los gobernantes del país un plazo de 48 horas para que respondan a las demandas de la ciudadanía egipcia o ofrecerá su propia “hoja de ruta para el futuro”. Es la indicación más clara hasta la fecha, desde que Mohamed Morsi accediera al poder hace un año, de que las fuerzas armadas pueden tomar de nuevo el poder, como hicieron tras la caída del régimen de Hosni Mubarak en 2011. En un comunicado leído en televisión, el comandante en jefe del Ejército, general Abdel Fatah al Sisi, dijo que las manifestaciones del domingo “no tienen precedente” y que los políticos deben hacer caso a las peticiones populares.
Cuatro ministros del gobierno presentaron además su dimisión este lunes en un gesto que se interpreta como de solidaridad con los manifestantes que el domingo protagonizaron un día de marchas multitudinario, como aquellos que forzaron a abandonar el poder a Hosni Mubarak en 2011, y que este lunes han seguido concentrándose en El Cairo, en la plaza de Tahrir y en las inmediaciones del palacio presidencial. El movimiento Tamarod (Rebelde en árabe) le ha dado al presidente Mohamed Morsi un ultimátum de un día para dimitir bajo la amenaza de iniciar una campaña nacional de desobediencia civil.
Los ministros dimisionarios son el de turismo, Hisham Zaazou; el de comunicaciones, Atef Helmi; el de asuntos legales y parlamentarios, Hatem Bagato, y el de medio ambiente, Khaled Abdel Aal. Los cuatro le presentaron sus dimisiones al primer ministro Hisham Qandil este lunes. El titular de turismo ya había intentado dimitir el mes pasado, cuando Morsi eligió a Adel al Jayat, exmiembro del grupo terrorista Gama Islamiya, como gobernador de la provincia de Luxor. La presión de los empresarios y los opositores obligó a Al Jayat a renunciar a su cargo siete días después de haber sido nombrado.
El grupo Tamarod le exigió este lunes a Morsi que dimita en un día, o se enfrentará a una campaña de desobediencia civil para formar su marcha. El colectivo, en un comunicado publicado en su página web, instó a las "instituciones del estado, incluidos el ejército, la policía y el poder judicial, a alinearse claramente con la voluntad popular a la que representan las multitudes". Tamarod dice tener ya en su poder más de 22 millones de firmas en las que pide la renuncia de Morsi. Si es cierto, y son válidas, son muchas más que los 13,2 millones de votos que Morsi obtuvo en las urnas.
Los manifestantes han pedido que las protestas se mantengan pacíficas, pero en numerosos puntos del país ha habido enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores de Morsi. En las protestas que comenzaron el domingo han fallecido ya 16 personas, y 781 han resultado heridas, según cifras del ministerio de Sanidad. Nueve de ellas fallecieron en El Cairo, en su mayoría en un asalto opositor, con piedras y bombas incendiarias, a la sede de los Hermanos Musulmanes en la capital. El resto falleció en las localidades de Alejandría, Beni Suef, Kafr el Sheij, Fayoum y Assiut.
Los manifestantes siguen en la plaza de Tahrir, coreando cánticos como “¡Vete!”, dirigidos al presidente. “El régimen traicionó la revolución. Morsi y los suyos gobiernan para ellos mismos, y no para el pueblo”, decía Ayman Galel, de 28 años, en la concentración. Muchos de los opositores muestran pancartas con la cara de Morsi tachada en rojo. Otros agitan muñecos con forma de borrego. “Simboliza a Morsi y a los Hermanos Musulmanes, son igual de duros de cabeza”, decía Sami Zeid, de 26 años, con una de esas figuras en la mano.
Frente al palacio presidencial de Heliópolis cientos de personas han levantado tiendas de campaña en las que dicen que van a vivir hasta que Morsi se marche. “Morsi no ha sido inteligente, porque ha hecho un gobierno sólo para los suyos, que no nos representa a todos. Si hubiera sido más listo, hubiera incluido a más personas en su gobierno”, decía Mohamed Najar, de 28 años, afiliado a Tamarod, mientras montaba una de esas tiendas. “Dice que representa al islam, pero no es cierto. El islam es más grande que los Hermanos Musulmanes, no es una excusa que se pueda utilizar para avanzar los beneficios de unos pocos”.
No muy lejos de la sede de la presidencia, los partidarios de Morsi seguían defendiendo, armados con palos, cadenas y porras, las inmediaciones de la mezquita de la mezquita de Raba al Adawiya, en el distrito de Ciudad Naser. Mostraban su indignación por la quema de la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo. “Los opositores sólo buscan el caos, no respetan el liderazgo legítimo, a un presidente elegido por las urnas”, decía Ali Musalam, de 43 años, que controla la seguridad del recinto acotado por los partidarios del presidente. “Dice que tienen 22 millones de firmas, pero la mayoría son falsas. Inscriben a niños y se inventan números de identidad”.
“Desde que Morsi llegó al poder ha hecho cosas muy buenas por el país”, decía Yasir Said, de 30 años. “Egipto es un país oficialmente islámico. Está claro que desde el gobierno se debe avanzar el islam. Y hay que tener en cuenta que el islam es una religión de paz, de estabilidad. A eso hay que añadir que aquí sólo estamos defendiendo lo que las urnas eligieron democráticamente, nada más. El presidente Morsi ganó unas elecciones sin fraude, sin sospechas. Y los opositores deben respetar eso. Deberían evitar abrir una crisis tan grande en el estado”.
FIN

Egipto queda desgarrado tras las manifestaciones contra Morsi



 El Cairo 1 JUL 2013 - 14:10 CET


Cientos de manifestantes protestan esta mañana contra el presidente egipcio, Mohamed Morsi, tras haber pernoctado en tiendas de campaña en la cairota plaza Tahrir, mientras la oposición ha dado de plazo hasta mañana, martes, al mandatario para que dimita. El movimiento Tamarrud (Rebelión), que asegura haber recogido 22 millones de firmas para pedir la dimisión de Morsi, fijó un ultimátum para mañana a las 17.00 hora local para que éste deje su cargo y convoque elecciones.

Si no lo hace, el grupo llama a comenzar una campaña de desobediencia civil, según un comunicado difundido hoy en su página web. "Ya no es posible una solución intermedia y no hay alternativa al  final pacífico del poder de los Hermanos Musulmanes, representado en Morsi, y al llamamiento a elecciones anticipadas", señaló Tamarrud, antes de pedir a la policía, el ejército y la justicia que "tome partido de manera clara" por sus demandas.

La noche acabó con enfrentamientos en distintos puntos de Egipto que causaron al menos siete muertos, aunque las informaciones sobre la cifra de víctimas son todavía confusas. Según las autoridades, al menos siete personas murieron y cientos resultaron heridas en enfrentamientos en las ciudades de Asiut, Beni Suef y Fayoum. La sede en El Cairo de los Hermanos Musulmanes fue atacada con rocas y bombas incendiarias por un grupo de opositores, sin que la policía o las fuerzas armadas la protegieran.
Según ha afirmado a Reuters Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes, el ataque contra su sede de esta noche ha hecho que su organización estudie "defenderse por sí misma" ante la inacción de las fuerzas de seguridad. "Se ha cruzado una línea roja", ha afirmado.
Pese a la violencia -de menor escala de lo que se había temido-, los ánimos no habían decaído esta mañana en Tahrir. Uno de los manifestantes, Abu Suwar, explicó a Efe que no ha dormido "ni un segundo" esta noche y añadió que no se moverá de Tahrir hasta conseguir la dimisión del presidente. Pequeños grupos de opositores llevan pancartas con la leyenda "Erhal" (Vete) escrita en ellas, mientras buena parte del resto trata de dormir en las tiendas o bajo cualquier sombra.

Una acampada similar tiene lugar junto al palacio presidencial de Itihadiya, mientras que los partidarios de Morsi continúan, por cuarto día consecutivo, con su concentración en favor de la legitimidad del presidente en el barrio cairota de Ciudad Naser.

Las concentraciones convocadas ayer con motivo del primer aniversario del mandato de Morsi sacaron a la calle a cientos de miles de personas en todo el país (fuentes no oficiales hablan de millones) en un ambiente mayoritariamente festivo y pacífico. Sin embargo, entrada la noche estallaron enfrentamientos entre seguidores de Morsi y opositores, principalmente en la ciudad meridional de Asiut, y frente a la sede central de los Hermanos Musulmanes en El Cairo.
Millones de personas pidieron el domingo la dimisión del presidenteMohamed Morsi, en el mayor desafío que ha vivido su gobierno desde que tomara el poder hace un año. "Vete", era el mensaje coreado al unísono por los millones de personas que tomaron las calles en diversos puntos del país. En El Cairo, la capital, las protestas volvieron a la icónica plaza de Tahrir, epicentro de las revueltas de hace dos años, y a las inmediaciones del palacio presidencial. El presidente, por su parte, movilizó a sus propios apoyos. Sus partidarios se atrincheraron en las inmediaciones de una mezquita cairota, desde donde prometieron dar sus vidas si es necesario para mantener en el poder al primer presidente elegido democráticamente en la historia del país.
Un año ha tenido Morsi para avanzar las reformas que prometió en las elecciones. Este domingo se cumplió el aniversario de su investidura, y sus detractores le dijeron que ya ha tenido suficiente tiempo en el poder, que ha llevado al país en la dirección equivocada y que es hora de apearse. Los principales puntos de crítica son el mal estado de la economía, la aprobación de una Constitución de corte islamista y el intento fallido, el año pasado, de aprobar un decreto que le hubiera otorgado poderes casi absolutos como presidente. "Yo voté por Morsi", decía Omar Mohamed Mahgoub, de 19 años. "Teníamos muchas esperanzas, que traicionó. No puede seguir ignorando a tanta gente", añadió. Muchos jóvenes como él decían que la manifestación de este domingo era más multitudinaria incluso que las que en 2011 acabaron con el régimen de Hosni Mubarak. Fuentes del Ejército, que empleó helicópteros para observar las protestas, estimaron en 14 millones de personas la participación en las manifestaciones a nivel nacional.
El movimiento popular Tamarod (en árabe, Rebelde), que convocó varias de las manifestaciones celebradas en El Cairo, mantiene que ha conseguido más de 22 millones de firmas que piden la marcha de Morsi. De ser cierto, y si todas las peticiones son válidas, sería una cantidad mucho mayor que la de 13,2 millones de electores que votaron por el hoy presidente en 2012. Mohairib al Masri, de 27 años, había recogido este domingo en la plaza de Tahrir más de 6.000 firmas. "Morsi ha perdido la legitimidad. La economía está peor que cuando llegó. Hay escasez de gasolina. El desempleo no para de subir. ¿Cómo vamos a ser una nación próspera con este presidente?", añadió.
Un signo de protesta preferido estos días por los egipcios es el de mostrar una tarjeta roja, como las del fútbol, dirigida simbólicamente a Morsi, con el lema "vete" impreso en ellas. Otras pancartas muestran la cara del presidente tachada en rojo o dibujos en los que se le muestra con el atuendo de un faraón, como los que se utilizaron para ridiculizar a Mubarak hace dos años. La voluntad, este domingo, en la plaza de Tahrir, en la que se concentraron más de 500.000 personas, era que el 30 de junio de 2013 fuera un nuevo 25 de enero de 2011, el día en que se iniciaron las protestas que acabaron con el anterior régimen. El Frente de Salvación Nacional, una coalición opositora, envió un comunicado en el que dijo confirmar “el derrumbe del régimen de Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes”.
Hay, sin embargo, un nutrido grupo de ciudadanos, partidarios del presidente, dispuesto a evitar a toda costa que eso suceda. Son, sobre todo, islamistas y simpatizantes del movimiento de los Hermanos Musulmanes, en cuyo brazo político ha militado Morsi durante años. Este Domingo, más de 20.000 de ellos tomaron la zona de Ciudad Nasser, en el este de El Cairo, cerca de la mezquita de Raba al Adawiya. Muchos iban armados con bates, porras y cadenas, protegidos por escudos y cascos. Durante buena parte de la tarde y noche marcharon con estilo militar, en filas de a dos, gritando lacónicos lemas, como "¡Egipto!" o "¡presidente!".
"¿No se ha elegido a Morsi democráticamente? ¿Qué significa querer echar al presidente en un año? ¿Sucede eso en otros países democráticos?", se preguntaba en esa concentración a favor del Gobierno el abogado Abdel Bakr, de 28 años. El aire en esa parte de la ciudad era tenso, en marcado contraste con el ambiente festivo de Tahrir y otros puntos de protestas opositoras en El Cairo, como el palacio presidencial. En el contexto de las protestas, un portavoz de Morsi, Omar Amer dijo en rueda de prensa que “el presidente sabe que ha cometido errores y está trabajando para solucionarlos”.
Muchos de los partidarios de Morsi, sin embargo, mantenían que están dispuestos a derramar su sangre, si es necesario, para mantener en el poder al presidente. "Creo que todos y cada uno de los que estamos aquí daría su vida para mantener al presidente en el Gobierno", decía Abdel Halian Said, de 28 años, armado con un palo en la mano. "Los opositores son conspiradores del antiguo régimen. Buscan su propio beneficio. Y no vamos a permitirlo. Lo lograrán sobre nuestros cadáveres".

Contra Morsi y contra Obama

D. A.
La ira popular que se vio este domingo en las calles de Egipto no sólo iba dirigida contra el presidente Mohamed Morsi. Numerosas pancartas mostraban la cara de Barack Obama tachada en rojo. “Obama apoya el terrorismo”, se leía en muchas de ellas. Eran la demostración del descontento popular hacia el Gobierno de Estados Unidos, que en 2011 mostró su simpatía a la revuelta contra Hosni Mubarak pero que ahora mantiene una cautelosa distancia respecto a los opositores y ha pedido que los problemas de Egipto se solucionen con diálogo, en beneficio de la estabilidad económica.
“Obama apoya a los Hermanos Musulmanes y al terrorismo”, decía Bakr Ahmed, de 30 años, mientras marchaba con una enorme pancarta con la cara de la embajadora de EE UU en Egipto, Anne Patterson, también con su cara tachada en rojo. “Antes de que Morsi llegara al poder, Obama decía que los Hermanos Musulmanes eran terroristas. Hoy les apoya, y quiere que se mantengan en el Gobierno, a pesar de que es obvio que las calles piden lo contrario”, añadía.
Hace dos semanas Patterson expresó, en un discurso, su “profundo escepticismo” respecto a la idea de que las protestas puedan lograr un cambio verdadero en la sociedad egipcia. “Egipto necesita estabilidad para poner orden en la economía, y más violencia en las calles no hará más que añadir nombres a las listas de mártires”, dijo. Fue, para muchos de los opositores de Morsi, la gota que colmó el vaso de la indignación contra la Casa Blanca.
Otro manifestante se paseaba con un cartel en el que mostraba a Morsi ondeando dos banderas, la israelí y la norteamericana. “Obama debería sentir vergüenza por apoyar a un Gobierno que obviamente no representa a la mayoría, que se dedica a pisotear los derechos de los demás”, decía Ramadan al Feizi, de 50 años, frente al palacio presidencial. En el olvido quedaba aquel célebre discurso pronunciado por Obama en El Cairo, en el que dijo apoyar las aspiraciones democráticas de las nuevas generaciones del mundo árabe.

Obama critica la actitud con que China ha desembarcado en África

El desprecio del medio ambiente o el agotamiento de los recursos naturales, principales dardos de su mensaje a Pekín

El presidente glosa en Soweto la figura de Mandela y de los luchadores 'antiapartheid'

 

Obama (de espaldas) escucha a un joven en la Universidad de Soweto. / SAUL LOEB (AFP)
 
Barack Obama ha proclamado este sábado en Johanesburgo su compromiso con África y especialmente con la juventud de este continente, a la que ha pedido que haga como él y tome como modelo e inspiración a Nelson Mandela y el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo, Desmond Tutu, e incluso a los jóvenes de Soweto, luchadores por la igualdad racial que participaron en las revueltas de 1976 en contra del apartheid.
Sudáfrica es la segunda etapa de su gira por tierras africanas, que empezó el jueves en Senegal y continúa en Tanzania a partir del próximo lunes. El viejo expresidente sudafricano se ha colado de forma involuntaria en el programa de todos los actos que hasta el momento ha protagonizado Obama. No podía ser menos en su país y en Soweto, el gueto donde Mandela empezó su lucha política contra el régimen supremacista blanco.
El plato fuerte ha sido un encuentro con un centenar de jóvenes en el campus de Soweto de la Universidad de Johanesburgo. Un Obama relajado y con su habitual control de la puesta en escena ha conquistado a medio millar de jóvenes, que le han vitoreado cada vez que reiteraba su apuesta por un futuro mejor del continente. “Tenéis el futuro en vuestras manos. No perdáis las cualidades de la juventud”, les ha pedido, refiriéndose a “imaginación, optimismo e idealismo” y volviendo a poner de ejemplo a un Mandela que “no sé rindió” nunca, a pesar de que pasó “días negros que pusieron a prueba su fe en la humanidad”. En este sentido, Obama ha agradecido a Madiba los “27 años de cárcel” y su prioridad de la lucha democrática frente a su familia.
“África no va a tener un mejor compañero que Estados Unidos” para fortalecerse, ha dicho. Ese ofrecimiento no es gratuito. La Casa Blanca diseñó la gira africana para contraprogramar a China, que en los últimos tiempos ha ganado terreno a Estados Unidos como principal inversor en el continente. Sin embargo, la coincidencia de su visita con la agonía de Mandela ha obligado a Obama a centrar sus discursos en su mensaje y su figura.
El mandatario se reúne con un centenar de jóvenes en el campus de la Universidad de Johanesburgo en Soweto
Obama ha dicho que se siente satisfecho de que “todo el mundo quiera invertir” en África, citando expresamente a los chinos, y ha asegurado que el mundo necesita que este continente “construya, invente y venda sus productos”. En este sentido ha rechazado la idea de que siga siendo “el último tramo de la cadena de suministros” o “sólo la fuente de recursos naturales” de la que ir tirando sin miramientos y sin beneficios para sus millones de habitantes. Y ahí tenía su puya preparada para China, apuntando directamente a las críticas que recibe el gigante asiático cuando desembarca en una región. “Si en África se construye una carretera, aseguraos de que se contrata a africanos”, advirtió.
No ha sido la única referencia con crítica incluida a los chinos. En el turno de preguntas de jóvenes de diferentes países africanos al presidente, Obama ha afirmado que en la protección medioambiental Estados Unidos intenta hacer los deberes, aunque es consciente de que se puede hacer más, y ha culpado directamente a China de no esforzarse demasiado. “Son más grandes y tienen más población que nosotros”, dijo.
Obama ha llegado a Soweto en medio de una expectación total. Para amenizar la larga espera los asistentes han coreado a cappella cánticos de alabanza a él y a Mandela que en algunos momentos ponían la piel de gallina.
Sin embargo, en los apenas 20 minutos de discurso y la hora larga que ha dedicado a responder a las preguntas que diversos jóvenes africanos le han hecho por videomensajes, Obama no ha pronunciado grandes frases que puedan marcar este acto como uno de los más importantes de su carrera. Y eso que lo tenía todo para hacer historia: en el continente de sus antepasados, Soweto, el apartheid, un Mandela viejo y enfermo... Obama sin embargo se ha dedicado a demostrar gran oratoria y saber estar y a soltar algún chiste (“estoy acostumbrado a una mujer fuerte” o “alguien tendría que decir a mi helicóptero que no haga tanto ruido”, así como otras frases bonitas para África).
Horas antes de trasladarse a Sowewto, los Obama se reúnen con la familia de Mandela en la fundación que lleva su nombre
“Hola, gente”, se presentó en zulú (la lengua mayoritaria de la población negra del país) con un auditorio que le aplaudió a rabiar, igual que cuando alabó a jóvenes presentes por sus cualidades o trabajos extraordinarios.
Horas antes de trasladarse a Soweto en helicóptero, Obama y su mujer, Michelle, mantuvieron una reunión privada con parte de la familia Mandela en la fundación de este, al norte de Johanesburgo, para trasladar sus mensajes de ánimo. La actual esposa del expresidente sudafricano, la mozambiqueña Graça Machel, no acudió pero atendió al líder americano en conversación telefónica. Machel aprovechó para agradecer a Obama las palabras de cariño que está teniendo hacia Madiba.
En cuanto a la salud de Mandela, este sábado cumple tres semanas ingresado en el Mediclinic Heart de Pretoria por una recaída de la infección pulmonar que padece. El pasado sábado el presidente, Jacob Zuma, informó de que su salud había empeorado y calificó su estado de “crítico”, aunque en los últimos días se han sucedido los mensajes de que Madiba está “mejorando”. Hoy, sin ir más lejos, Zuma y Machel han vuelto a hablar de mejoría e incluso la segunda se ha mostrado confiada en que “pronto” salga del hospital.
Este domingo la agenda oficial se traslada a Ciudad del Cabo, otra ciudad simbólica para Mandela. El presidente se trasladará hasta la antigua cárcel de Robben Island, en el medio del Atlántico, donde Madiba pasó 18 de los 27 años que permaneció preso, condenado por terrorismo y traición por el régimen del apartheid, y donde se forjó su imagen de líder e icono global.

Croacia entra en una UE sumida en el desencanto

Croacia se convierte este lunes en el miembro número 28 del club comunitario

La crisis y los problemas de anteriores adhesiones dificultan la continuidad de la integración

 

Croatas celebran a medianoche la entrada de su país en la UE. / DIMITAR DILKOFF (AFP)
 
Zagreb, la capital de Croacia, permanece en la retina de los europeos como un escenario más en la cruenta guerra de los Balcanes. Veinte años después de que el mundo asistiera casi en directo a esa contienda, la más reciente que ha vivido Europa, Zagreb se incorpora hoy con plenos derechos al proyecto comunitario. Bruselas celebra esta adhesión como la prueba más palpable de que la Unión Europea encierra, ante todo, un ideario de paz y estabilidad. Pero la actual debilidad económica, unida a una cierta indigestión provocada por las últimas ampliaciones, ensombrece las celebraciones.
Vista con perspectiva histórica, la bienvenida a Croacia como miembro número 28 del club comunitario resulta un éxito. Mucho más si se suman las expectativas de que en unos años comparta mesa de negociación con su antigua enemiga Serbia, desde el pasado viernes candidata firme a anexionarse a la UE. Pero hasta los dirigentes comunitarios son conscientes de que el euroentusiamo de otras ocasiones se ha desvanecido. Tras reconocer el valor de la reconciliación, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, reconocía ayer en un comunicado: “La recesión golpea duro a Croacia y a muchos otros países europeos. La pertenencia a la UE no supondrá una solución mágica a la crisis, pero ayudará a sacar a mucha gente de la pobreza y a modernizar la economía”.
“Hay que destacar el poder transformador de este proceso de adhesión. Ya desde que Croacia pidió ingresar en la UE, en 2003, el país ha cambiado por completo”, destaca un portavoz de la Comisión Europea. Pese a todo, el propio Ejecutivo comunitario reconoce que este territorio de 4,4 millones de habitantes tiene mucho por hacer en la lucha contra la corrupción y la mejora del Estado de derecho.
En el debate sobre la ampliación europea, la llegada de Croacia ha servido para romper un tabú en las instituciones comunitarias: el de que algunos de los últimos procesos se hicieron demasiado rápido y sin todas las garantías. “Croacia está más preparada que ningún país antes porque después de ampliaciones anteriores —sobre todo la de Rumanía y Bulgaria— se dijo que nunca más se volvería a hacer así. Esos países no estaban listos para entrar en 2007”, admite en conversación telefónica desde Croacia Doris Pack, eurodiputada alemana del Partido Popular.
Sin micrófonos delante, la Comisión Europea también concede que hay lecciones que aprender de esa última ampliación. También del proceso masivo que integró en 2004 a países hoy foco de preocupación para Bruselas como Hungría y Chipre. El Ejecutivo comunitario sigue defendiendo que la mejor opción era acogerlos en el seno de la UE, pero la deriva autoritaria que se ha producido en Budapest, sin que Bruselas pueda hacer mucho por evitarlo, y el reciente desenmascaramiento de Chipre como paraíso fiscal revelan errores de base.
Tanja Fajon, parlamentaria eslovena del grupo de los socialdemócratas, lo explica con franqueza. “Bulgaria [un caso que ha estudiado especialmente] es un buen ejemplo. Ya hemos visto las dificultades de ampliaciones que se adoptaron por motivos políticos; Rumanía y Bulgaria no estaban bien preparadas. Ahora somos mucho más cuidadosos”, asegura. Las negociaciones para el ingreso de esos dos países fueron inusualmente rápidas —se abrieron en 2000 para integrarse en 2007— tratándose de territorios con unos estándares muy alejados de lo que era entonces la media comunitaria.
Sobre Croacia, en cambio, Tajon se muestra entusiasta, un signo más de la reconciliación europea, pues Eslovenia y Croacia mantuvieron hasta hace unos meses un conflicto de fronteras.
Además de explorar su propio camino, Croacia anticipa la previsiblemente integración futura del país más asociado con la crueldad de la guerra balcánica: Serbia. Porque además de hablar de crecimiento y empleo, los líderes europeos acordaron el pasado viernes iniciar en enero de 2014 las conversaciones formales para la entrada serbia en la UE. Nadie cree que pueda acceder antes de 2020, pero el mero horizonte suscita un debate inquietante para algunos socios comunitarios.
A la cabeza de esas preocupaciones figura Alemania. Sus dirigentes “han intentado maniobras dilatorias para el inicio de las conversaciones con Serbia”, explican fuentes diplomáticas. Al final, los recelos se han resuelto con una salvaguarda que permite a los Veintisiete definir el marco político de la negociación con Serbia de aquí a final de año y poder votar en contra si no satisface a los Estados miembros. “Algunos piensan que el ritmo es precipitado”, confirman esas fuentes.
Alemania es quizás el país que mejor encarna esos recelos europeos a la expansión exterior. Hace apenas dos semanas puso el freno al diálogo con Turquía —negocia con Bruselas desde 2005, aunque a ritmo muy lento— y finalmente ha logrado retrasar el calendario al menos cuatro meses, hasta después de las elecciones en Berlín.
Contra esas reticencias se expresa Shada Islam, de Friends of Europe, un instituto de análisis bruselense. “¿Se va a convertir la Unión Europea en un club de países pequeños?”, se pregunta esta experta, que, frente a las últimas ampliaciones comunitarias, aboga por abrazar a países grandes que den valor estratégico a la UE. Como Turquía, una potencia con casi 80 millones de habitantes, a la altura de Alemania.
Por encima de todas las cautelas, los expertos consultados resaltan la importancia de cerrar las heridas e integrar a los Balcanes, un territorio en medio del continente con capacidad para desestabilizarlo, como demuestra la historia. “Tenemos que cumplir nuestras promesas. Los problemas de Europa no vienen de la ampliación”, asegura la diputada Doris Pack. “Olvidamos el éxito esencial de la UE: un proceso de paz y de reconciliación entre enemigos”, cierra Shada Islam.

sábado, 29 de junio de 2013

La violencia política toma las calles de Egipto

Seis personas han muerto y varios centenares han resultado heridas en disturbios callejeros protagonizados por seguidores y detractores del Gobierno islamista

 

Opositores a Morsi queman los enseres de la sede de los Hermanos Musulmanes en Alejandría. / AFP
 
Decenas de miles de personas salieron el viernes a las calles y plazas de las principales ciudades de Egipto para expresar su apoyo o bien su rechazo hacia el presidente Mohamed Morsi. El país árabe vive días de alta tensión en vísperas del primer aniversario de la investidura del rais islamista, que puso fin al periodo de transición pilotado por la Junta Militar. Este domingo es la fecha marcada por la oposición para lanzar una nueva ola revolucionaria con el objetivo de forzar la dimisión de Morsi.
Una vez más, dos Egiptos con una visión radicalmente opuesta de su país vuelven a librar un pulso en la calle que amenaza con desencadenar un estallido de violencia, el enésimo en una turbulenta transición iniciada tras la caída de Hosni Mubarak en febrero del 2011. De hecho, la tensión ha ido en aumento durante toda la semana, sobre todo en las provincias del Delta del Nilo.
En concreto, los últimos días, han muerto seis personas y varios centenares han resultado heridas en disturbios callejeros protagonizados por seguidores y detractores de Morsi y su movimiento, los Hermanos Musulmanes. El viernes por la tarde, varias personas resultaron heridas en escaramuzas en Alejandría, donde decenas de manifestantes asaltaron e incendiaron una sede de la cofradía. En esta ciudad, un ciudadano estadounidense de 21 años fue apuñalado hasta la muerte durante las protestas, según informaron fuentes médicas y policiales a la agencia Reuters; el joven fue asaltado por la turba mientras tomaba imágenes de las protestas con la cámara de su móvil. La otra víctima mortal registrada este viernes en la ciudad mediterránea fue un ciudadano egipcio partidario del presidente Morsi.
El Departamento de Estado norteamericano anunció hoy la salida de Egipto de parte de su personal diplomático y consular y sus familias, "por los problemas políticos y sociales que están teniendo lugar" en el país. Asimismo, pidió a sus ciudadanos que aplacen los viajes "no esenciales" a Egipto.
En El Cairo, los islamistas se han congregado frente a la mezquita de Rabá al Audawiya. Como ya hicieron la semana pasada en este mismo escenario, la multitudinaria manifestación representa una nueva demostración de fuerza y de la capacidad de movilización de la Hermandad, pues muchos de los asistentes han venido de fuera de la capital.
Washington retira a parte de su personal diplomático y pide a los ciudadanos que aplacen los viajes "no esenciales"
Entre canciones patrióticas y fotos de sus mártires, carteles que apelan a la legitimidad democrática del presidente, definida como “una línea roja”. “Tenemos una Constitución, y un presidente electo en las urnas. La oposición debe atenerse a las normas democráticas y esperar tres años si quiere cambiar de presidente”, sostiene Hamza Zawba, un alto responsable del Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo político de la Hermandad.
La mítica Plaza Tahrir es el punto de encuentro del otro Egipto, mayoritariamente laico y hastiado por los intentos de la Hermandad de controlar todos los resortes de poder del Estado. El viernes son menos que sus adversarios, pero para ellos esto es sólo un calentamiento antes del día 30. La movilización la ha liderado Tamarrud, un grupo de jóvenes revolucionarios que asegura haber recogido más de 15 millones de firmas en favor de “retirar la confianza a Morsi” y de forzar la celebración de elecciones anticipadas.
Tamarrud ha contado con el apoyo de los principales partidos laicos, como el Dustur de Mohamed al Baradei, y de organizaciones revolucionarias ya consolidadas, como el Movimiento del 6 de Abril. Agrupados bajo la plataforma del “30 de junio”, el jueves presentaron su hoja de ruta, que pasa por volver a situar la transición egipcia a su casilla de salida: formación de un gobierno interino de tecnócratas, disolución del Senado, controlado por los islamistas, y formación de un comité de sabios que redacte una nueva Constitución antes de la celebración de elecciones.
La determinación de la oposición aumentó el miércoles, después del mensaje de casi tres horas que el presidente Morsi lanzó a la nación. Si bien reconoció “haber cometido errores”, el presidente mostró una actitud desafiante, destinada a movilizar a sus bases. “Asumí la responsabilidad en un país sumido en la corrupción, y me he enfrentado a una guerra para hacerme fracasar”, dijo el rais, que intentó deslegitimar a sus adversarios vinculándolos al régimen de Mubarak.
Ante la creciente hostilidad que se dispensan ambos bandos, las principales instituciones independientes del país han hecho sonar las señales de alarma. La Universidad de Al-Azhar, la principal institución del Islam suní en la región, llamó a la moderación ante el riesgo que “el país se deslice hacia una guerra civil”. Igualmente, a principios de semana, el ministro de Defensa, Abdelfattah al-Sissi, instó a los políticos a alcanzar un acuerdo, y advirtió que el ejército no se quedará de brazos cruzados si la nación cae “en un oscuro túnel de conflicto”.
Según los analistas, las Fuerzas Armadas y Estados Unidos pueden desempeñar un rol decisivo en caso de una escalada del conflicto político. En anteriores protestas, ambos actores han apuntalado la legitimidad del rais. Sin embargo, tras sus intentos infructuosos de mediar entre las partes durante los últimos días, algunas filtraciones en la prensa local apuntan a un viraje en sus posiciones.

Maduro intenta mantener el poder político del petróleo de Venezuela

Este sábado, los 18 países miembros de Petrocaribe debatirán en Managua la implementación de la zona económica especial propuesta por Venezuela en mayo pasado

 

El presidente de Venezuela y su homólogo haitiano, este martes. / J. J. A. (EFE)
 
Las viejas y las nuevas promesas de Venezuela serán el eje de la VIII cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Petrocaribe que este sábado se reúnen en Managua, Nicaragua. En la reunión más reciente del bloque, realizada en mayo pasado en Caracas, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propuso el establecimiento de una zona económica especial entre los 18 países que conforman el bloque, y se comprometió a mantener el suministro de petróleo a precios preferenciales a sus socios, aún a pesar de la crisis económica que atraviesa Venezuela. Además de discutir la viabilidad del nuevo plan, algunos miembros, como Jamaica, pedirán cuentas sobre acuerdos firmados en años anteriores, como el que estipula la refacción de antiguas refinerías de crudo, que aún no han comenzado a ejecutarse.
Petrocaribe fue uno de los planes de integración regional dilectos del difunto presidente venezolano Hugo Chávez. El bloque fue fundado en 2005 con la idea de proveer petróleo venezolano a sus socios, bajo condiciones especiales de financiamiento. Gracias a este esquema, los miembros de Petrocaribe tienen la posibilidad de pagar por cuotas y a muy bajo interés los suministros de crudo que reciben: el 40% de las facturas debe pagarse en 90 días, en efectivo o en mercancías que ayudan a suplir las necesidades de importación de Venezuela, como frijoles, carne o azúcar; y el resto de la deuda puede ser cancelada entre 17 y 25 años, con dos de gracia, y al 1% de interés, en caso de que el precio del barril supere los 40 dólares.
Desde 2005, Venezuela ha enviado unos 232 millones de barriles de petróleo a los miembros de Petrocaribe y éstos acumulado una deuda con Caracas que supera los 20.000 millones de dólares, según cifras del Banco Central de Venezuela. República Dominicana es uno de los países que acumula más facturas, por el orden de los 3.000 millones de dólares. Además de Venezuela, participan de esta alianza Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam.
Más del 80% de los productos que consume Venezuela son importados y es allí donde varios países del Caribe han visto una oportunidad. Solo en 2012, las importaciones venezolanas de alimentos aumentaron en 58% y superaron los 8.000 millones de dólares, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, mientras la producción local disminuyó en igual proporción. Entre los socios de Petrocaribe, Guyana, por ejemplo, paga los 5.200 barriles de petróleo que recibe al año con el envío de medio millón de toneladas de arroz. Y el plan es que los envíos de abarrotes aumenten con el establecimiento de la zona económica especial. “La ampliación a una zona económica es un salto superior. El principio de integración latinoamericana va a incorporar el pago con productos, debido a que Venezuela no produce lo que come”, ha dicho, a propósito de la cumbre de Managua, el presidente de la comisión de relaciones exteriores del Parlamento de Nicaragua, Jacinto Suárez.
Pero Caracas enfrenta una grave crisis de liquidez y ya no está en capacidad de pagarlo todo. Los ingresos por concepto de exportaciones petroleras, que financian más del 60% del presupuesto venezolano, han disminuido por causa de la caída de la producción y del endeudamiento de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). La cesta venezolana también se ha ido depreciando paulatinamente: esta semana cerró con un precio promedio de 98,99 dólares por barril, 2,8 dólares menos que la semana pasada; en 2012, en cambio, el precio promedio por barril fue de 103,42 dólares.
Para prever un posible cese de abastecimiento de petróleo por parte de Venezuela, algunos de los países caribeños que asistirán este sábado a la cumbre, como Barbados, Jamaica y Bahamas, ya han comenzado a diversificar sus fuentes de energía y a explorar nuevos yacimientos de petróleo en alta mar. Para ello cuentan con el interés de Estados Unidos y China en el desarrollo de nuevas fuentes energéticas en la zona. “No hay un grupo de naciones mejor situadas que las naciones del Caribe para aprovechar las posibilidades de las energías renovables. Sabemos que muchas naciones caribeñas pagan tres veces más por la energía que nosotros. Estados Unidos y otros países estamos trabajando en esto, buscando inversiones y conexiones regionales”, dijo el vicepresidente de Estados Unidos, Jon Biden, cuando visitó Trinidad y Tobago a fines de mayo para firmar nuevos acuerdos con los países de la Comunidad del Caribe (Caricom). En la misma semana, el presidente chino, Xi Jinping, visitó también Puerto España para acordar nuevas inversiones en la producción trinitaria de gas y petróleo.
En vida, el presidente Chávez prometió construir obras –complejos industriales, refinerías, escuelas—en casi cada uno de los países miembros de Petrocaribe y en la cumbre de este sábado, Venezuela también deberá responder por esas cuentas. El Gobierno de Jamaica, por ejemplo, tiene el propósito de lograr un compromiso “firme” de Caracas para la modernización y ampliación de la refinería de Petrojam, a la que se comprometió en 2006. “Hemos estado hablando mucho tiempo acerca de la actualización de esta refinería, que ha estado produciendo para nosotros por cerca de 40 años. Ahora estamos en un camino más firme, sobre todo porque el nuevo presidente de Venezuela ha asumido sus funciones, para seguir adelante con algunas de las cosas que no se hicieron en los últimos cinco años, incluyendo la expansión y modernización de la refinería”, ha dicho a la prensa local el ministro jamaiquino de energía y minas, Phillip Paulwell. Por asuntos pendientes como éste y por las nuevas condiciones económicas de Venezuela, esta podría convertirse en una cumbre con vista al abismo.

Capriles responsabiliza a Maduro de un ataque en su contra

El excandidato presidencial denunció haber sido atacado el jueves con disparos y pedradas durante una asamblea popular que se realizaba en el interior del país

 

Maduro, este martes en Puerto Príncipe (Haití). / Jean Jacques Augustin (EFE)
 
El excandidato a la presidencia de Venezuela, Henrique Capriles, ha responsabilizado al presidente venezolano Nicolás Maduro de un ataque con disparos y pedradas del que fueron víctimas, este jueves, él y miembros de su equipo, durante un acto político que se desarrollaba en la ciudad de Maracay, a unos 100 kilómetros de Caracas. Tras el episodio, no hubo registro de personas heridas, pero sí de daños materiales contra la caravana del excandidato.
“Ayer, en horas de la tarde, a la misma ahora en que entró una cadena, nosotros estábamos siendo atacados en la ciudad de Maracay, en una asamblea popular, con tiros, palos y piedras”, dijo Capriles este viernes, durante un acto de conmemoración del día del periodista, que se celebra cada 27 de junio en Venezuela. “Si el carro donde yo me desplazaba no hubiera sido un carro blindado, ¿qué hubiese pasado? ¿Y qué pasaría si nosotros decidimos hacer lo mismo con los actos de Maduro? Dejo esa reflexión allí, porque nosotros queremos evitar una situación de violencia”, agregó el también gobernador del Estado capitalino de Miranda.
De acuerdo a la versión del equipo que acompañaba a Capriles, un grupo de motorizados identificados con las insignias del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) intentó impedir que se llevara a cabo la asamblea popular convocada por la oposición en la ciudad de Maracay. Luego, arremetieron contra los asistentes y contra la caravana que transportaba el excandidato. Mientras esto ocurría, todas las emisoras de radio y televisión del país estaban “encadenadas” en la transmisión obligatoria de un mensaje de la presidencia.
La primera noticia de lo ocurrido el jueves la dio el propio Capriles a través de la red social Twitter. “Fuimos atacados en Asamblea en Maracay, estamos bien, me informan de algunas personas heridas, destrozos en vehículos”, escribió el gobernador en su cuenta @hcapriles, sin ofrecer mayores detalles. En un siguiente mensaje, agregó: “Cualquier cosa que nos ocurra reiteramos que hacemos responsable a Nicolás Maduro”.
Capriles describió esta nueva agresión como la peor de las que ha sido objeto desde que está al frente de la oposición venezolana, que lo eligió como candidato único para enfrentar a Hugo Chávez en las presidenciales de octubre de 2012 y para medirse luego contra Nicolás Maduro, en los comicios convocados el 14 de abril tras la muerte de Chávez. “En todos los meses de campaña, en los dos procesos electorales, no nos tocó nunca una situación como la de ayer. (…) Lo que es más preocupante es que estas cosas pasen y la autocensura o la censura evite que las personas sean informadas y orientar el pueblo a la paz”, señaló el gobernador, refiriéndose a la poca difusión que tuvo la noticia entre los medios locales.