viernes, 5 de julio de 2013

GOLPE DE ESTADO EN EGIPTO

El Ejército egipcio golpea el núcleo de la resistencia de los islamistas

Los militares egipcios comienzan a descabezar a los Hermanos Musulmanes

El nuevo presidente interino, el jurista Adli Mansur, toma posesión del cargo

Un soldado muere en enfrentamientos con islamistas

Un portavoz militar pide "tolerancia" al pueblo egipcio

 
 

La ceremonia se llevó a cabo en el Tribunal Constitucional. / REUTERS - LIVE!
 
Un día después de deponer a Mohamed Morsi, el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto, las fuerzas armadas del país procedieron a descabezar a la sociedad islámica de los Hermanos Musulmanes, acallada y reprimida durante las tres décadas de régimen de Hosni Mubarak y que pudo detentar el poder del país durante sólo un año. Con Morsi bajo custodia del Ejército y en paradero desconocido, la fiscalía pública dictó la orden de arresto, entre otros, de Mohamed Badie, líder supremo de la hermandad. Las fuerzas del orden le detuvieron por la tarde, en la ciudad costera de Marsa Matruh.
La llamada Alianza Nacional para Defender la Legitimidad, una agrupación de 11 partidos islamistas creada para apoyar a Morsi, ha convocado para el viernes una jornada de protestas pacíficas “para denunciar el golpe militar contra la legitimidad y en apoyo de la legitimidad del presidente Morsi”, según dijo en un comunicado. Los partidarios del Presidente depuesto se han reforzado en las inmediaciones de la mezquita de Raba al Adawiya, en el distrito de Ciudad Nasser, al este de El Cairo.
Mientras esas detenciones tenían lugar, y el nuevo Gobierno interino impuesto por los militares acorralaba a la principal sociedad islámica del país, cazas de la Fuerza Aérea sobrevolaban el centro de El Cairo, dejando tras de sí estelas negras, blancas y rojas, los colores de la bandera nacional, provocando la hilaridad en la plaza de Tahrir. En los días pasados ese lugar se ha vuelto a convertir en el epicentro de una revueltas que en 2011 dieron a luz a un sistema democrático y que ahora se han encargado de fulminarlo. La tarde de este jueves convirtió El Cairo en el lugar de un gran desfile aéreo en que las fuerzas armadas celebraron su nueva creación política.
Por la noche, los generales enviaron un comunicado en el que descartaron tomar medidas contra ningún grupo opositor, dando indicaciones de que no cargarán contra los partidarios de Morsi que siguen concentrados en las calles de El Cairo y han anunciado actos de protestas para los días venideros. La excepción, dijeron, sería un abuso del derecho a manifestarse, “incluido el bloqueo de calles; el impedimento de servicios públicos; la amenaza a la paz social o al interés nacional, o el daño de la seguridad y la economía”.
Pasadas las diez de la mañana era investido solemnemente en El Cairo el nuevo Presidente interino de Egipto, aupado por los militares. Antes Adli Mansur tuvo que ocuparse de otro asunto: jurar como presidente de la Corte Constitucional Suprema. Debería haberlo hecho el 30 de junio, el día de las protestas masivas que llevaron al Ejército a darle un ultimátum a Morsi. La paralización del país se lo impidió. Finalmente, este hombre, elegido en mayo por Morsi, pasó a liderar no sólo ese tribunal sino también la nación. “Juro proteger el sistema de la República, respetar la constitución y la ley y guardar los intereses de la ciudadanía”, dijo. De nuevo, en ese momento, la Fuerza Aérea sacó los cazas a sobrevolar Tahrir.
La jura era poco más que un formalismo. El general Abdel Fatah al Sisi, comandante en jefe del Ejército, dijo en su discurso a la nación del miércoles, el mismo en el que anunció el golpe de Estado, que en el proceso transicional que se abría entonces el presidente del Constitucional lideraría un Gobierno de tecnócratas, que culminará en un proceso constituyente y nuevas elecciones, presidenciales y legislativas. Las primeras palabras del nuevo Presidente tras su investidura supusieron un gesto conciliador con los Hermanos Musulmanes. “Son parte de esta ciudadanía y están invitados a participar en la construcción de la nación. Nadie será excluido. Y si responden a la invitación, serán bienvenidos”, dijo en un breve intercambio con los periodistas reunidos en la sede del Constitucional.
Quedó enseguida como una promesa rota. No sólo el Ejército mantuvo a Morsi y a su círculo más íntimo de asistentes bajo arresto en instalaciones gubernamentales no reveladas. Pronto la fiscalía comenzó a dictar órdenes de arresto contra líderes de la Hermandad. Junto a la del líder supremo Badie se emitió la de su lugarteniente, el influyente empresario Kariat el Shater, quien aspiraba a llegar la presidencia de la nación con el Partido Libertad y Justicia en las primeras elecciones democráticas, antes de que se candidatura quedara anulada por el Ejército. Tras aquella prohibición, Morsi tomó el relevo, y ganó en segunda vuelta, con el 51% de los votos, 13,2 millones de papeletas.
La fiscalía acusa ahora a Badie y Shater de haber incitado a los defensores del Presidente depuesto a abrir fuego contra una multitud de manifestantes que asaltó la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo el domingo. Aquel edificio quedó saqueado e incendiado, sin que las fuerzas armadas o la policía levantaran un dedo para evitarlo. Finalmente, murieron ocho personas. Desde que comenzara esta ronda de protestas que propició el golpe de Estado han fallecido casi 40 personas en todo el país.
Los Hermanos Musulmanes dijeron este jueves que al menos 20 afiliados a su grupo han sido detenidos o puestos en arresto domiciliario. Horas después del anuncio de golpe de estado, el miércoles, esa agrupación dijo que las fuerzas armadas habían dictado órdenes de detención contra 300 de sus líderes, a los que se les había prohibido abandonar el país. Los primeros en ser arrestados fueron Saad al Katatni, actual presidente del Partido Libertad y Justicia, y Rashad Bayoumi, vicepresidente de la misma formación política.
Un portavoz del Gobierno dijo este jueves que el lunes la fiscalía comenzará a interrogar a los miembros de la hermandad por diversos supuestos delitos. Al presidente se le puede acusar de “haber insultado al sistema judicial”, según dijeron esas mismas fuentes. Durante su presidencia, que duró un año y tres días, Morsi protagonizó varios encontronazos, algunos muy duros, con el poder judicial. El año pasado hubo huelgas en varios juzgados y dimisiones de fiscales por el intento del Presidente de aprobar un decreto que le hubiera concedido poderes casi absolutos, algo a lo que finalmente renunció.
El nuevo Gobierno transicional de Egipto nace liderado por un presidente del Tribunal Constitucional que no tiene Constitución a la que atenerse, pues los militares la suspendieron el miércoles. A día de hoy, Mansur sigue siendo un desconocido en las calles de El Cairo. “No sé nada de él”, admitía en Tahrir Abdel Shafi, un opositor de 42 años. De noche, la plaza volvía a estar repleta por quinto día consecutivo, a pesar de que la principal petición de los opositores había sido concedida: a Morsi se lo habían quitado de en medio. “Vendremos a Tahrir hasta que haya elecciones. Será entonces cuando nuestras aspiraciones se verán totalmente cumplidas”, añadió Shafi.

Los Hermanos llaman a un “día de rechazo al golpe militar”

 

Los seguidores de Morsi se atrincheran en una mezquita cairota

 

Partidarios de Morsi se enfrentan a antidisturbios / AMR ABDALLAH (REUTERS)

 
Sólo basta atravesar el perímetro de seguridad que los Hermanos Musulmanes han creado alrededor de la mezquita de Raba al Adawiya en El Cairo para pasar de una ciudad que en los últimos días ha enloquecido con celebraciones, vítores y fuegos artificiales a un campamento que sirve de cuartel general y último reducto numantino. Los seguidores de Morsi no van a ceder, no van a escampar, van a luchar. Aunque sus propios líderes les han pedido que no recurran a la violencia, todas las opciones siguen aún en la mesa. De momento, la coalición encabezada por los Hermanos ha convocado para hoy un viernes del rechazo “contra el golpe y las detenciones”.
Miles de seguidores de Mohamed Morsi duermen en el suelo, bajo camiones, junto al templo, bajo una abundancia de fotos del rais depuesto el miércoles. Escuadrones precariamente armados con palos y escudos de latón recorren las calles a paso militar, gritando al unísono el nombre de Morsi o de Egipto, su patria. Al fondo, los vehículos acorazados del Ejército se recortan en el horizonte, cortando los accesos al tráfico. Los soldados siguen junto a ellos, esperando no se sabe muy bien qué órdenes.
Al lado de la mezquita, en una improvisada sala de reuniones, anunció ayer el secretario del Partido Libertad y Justicia, al que pertenece Morsi, que la tensa calma podía ser sólo la antesala de una gran tormenta. “Nunca hicimos ninguna injusticia, pero nos la hicieron a nosotros”, dijo Mohamed Beltagy, con evidente hartazgo e irritación. “Nunca planeamos un golpe, pero se nos impuso uno. Se ha rechazado la legitimidad electoral y constitucional. Se fuerza sobre nosotros una tutela en contra de la voluntad expresada por el pueblo”, añadió.
“El problema ahora es la postura del mundo libre, que empuja al país a un estado de caos, que empuja a grupos que no son los Hermanos Musulmanes a volver a la idea de cambio a través de la fuerza”, agregó. Quedaba claro el mensaje. Puede que la Hermandad no vaya a protagonizar una contrarrevuelta, pero tal vez otros grupos islámicos sí.
En este lugar, junto a la mezquita, en el distrito de Ciudad Nasser, los últimos dos días no ha sucedido. El presidente sigue siendo Morsi. La Constitución aprobada el año pasado sigue vigente. Y lo que ha sucedido afuera es un golpe militar en toda regla, sin legitimidad, sin razón, aunque los manifestantes en Tahrir digan lo contrario.
“Así que el Ejército quita de en medio al presidente que elegimos en las urnas. Arrestan a los líderes de su partido político y otros colaboradores. Cierran cadenas de televisión asociadas al movimiento islámico. ¿Y esto no es un golpe? ¡Hoy nuestro país vive una dictadura militar!”, exclamaba, con tono indignado, Helmi Ibrahim, de 52 años, que llevaba acampado cerca de la mezquita desde hacía cinco días. Mantenía que el odio ancestral al islam y a aquellos que lo practican con devoción ha acabado imponiéndose. “Y en otros países, como en América, ¿el presidente no es cristiano? ¿Y no va a la iglesia? ¿Y no reza? ¿Por qué aquí no?”, dijo.
Estos miembros de la sociedad de la Hermandad se sienten con la soga al cuello. Ayer llegaban más noticias de arrestos domiciliarios, de detenciones, de prohibiciones de abandonar el país. Es un gran cambio. Un día controlaban el país y el otro se veían como proscritos. Jugaron al juego político tras la caída deMubarak. Lo ganaron en las urnas. Y les dejaron disfrutar de él exactamente un año y tres días. Y ahora ven con amargura cómo gran parte del país celebra en la calle lo que para ellos es un atraco a mano armada.
“Los que tengan suficiente memoria verán cómo ahora se está repitiendo lo que sucedió en 1952”, decía ayer Gehad el Haddad, portavoz de los Hermanos Musulmanes, en referencia al golpe de Estado militar de 1952, tras el cual el general Gamal Abdel Nasser tomó las riendas del país, que a lo largo de las décadas heredarían Anuar el Sadat y Hosni Mubarak. Fueron 60 años en los que los Hermanos Musulmanes estuvieron en la sombra, esperando el momento adecuado, muchas veces acallados. “Si hay algo que sabemos hacer es esperar nuestra oportunidad. Y por tiempo no es”, añadió.

CRISIS DIPLOMATICA EN UNASUR

Seis presidentes de Unasur apoyan a Bolivia en la crisis diplomática

Mujica defiende del derecho de asilo de Snowden. Fernández juzga como "muy grave" el trato a Morales en Europa

 

Seis presidentes de países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), reunidos en Cochabamba (Bolivia) por algunas horas, han suscrito una declaración en la que consideran inaceptables las restricciones impuestas a la libertad de tránsito del presidente Evo Morales por el espacio aéreo de varios países europeos. Han exigido a los gobiernos de Francia, Portugal, España e Italia disculpas públicas y una explicación clara de las razones que les llevaron a impedir el sobrevuelo del avión boliviano por sus zonas, pues se sospechaba que en la nave de Morales iba escondido el exagente de inteligencia estadounidense Edward Snowden, al que EE UU busca por desvelar información secreta.
Los países que han rubricado la declaración con sus jefes de Estado presentes han sido Argentina, Ecuador, Venezuela, Uruguay y Surinam. Los presidentes de Brasil, Colombia, Chile y Perú no han estado en Cochabamba. En su lugar ha habido representantes de estos otros cuatro países de Unasur formando parte del acto, que ha recibido la denominación de Declaración de Cochabamba y ha otorgado su respaldo al presidente Morales, víctima, dice el documento, de un “acto insólito, inamistoso y hostil que configura un hecho ilícito”.
La Declaración, de siete puntos, apoya las acciones que Bolivia pueda encaminar ante organismos internacionales, así como la denuncia, que ya se presentó, ante el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU “por la grave violación de derechos humanos y puesta en peligro de la vida” del presidente Morales y de la tripulación del avión.
Los seis jefes de Estado han aprobado la formación de una comisión de cancilleres encargada de efectuar un seguimiento hasta el total esclarecimiento de los hechos en el caso. En el debate, el presidente de Uruguay, José Mujica, defendió el derecho de asilo que tiene todo ser humano y lamentó que haya “potencias que, parece, quieren aplicar una especie de terrorismo político sobre el derecho del asilo, una institución que defendemos todos los luchadores de la historia de la humanidad”.
Mujica recordó ante sus colegas “en nombre de los perseguidos que el derecho de asilo es sagrado” y es un principio que debe consolidarse en el seno de todas las sociedades. El mandatario uruguayo aseguró que los países europeos “metieron la pata". Mujica reiteró lo señalado por los otros presidentes, que cuando un país y un gobierno sufre agresión, toda la región es agredida. “Todos nos sentimos agredidos y por eso pedimos, en nombre de la civilización altura y decencia. Equivocarse es ley de la vida, cometer errores es inevitable. Hay que poner la cara y asumir la responsabilidad”.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, calificó de “muy grave” la violación de normas de derecho internacional y la inseguridad jurídica derivadas de la inusitada determinación de cancelar los permisos previos de sobrevuelo del avión presidencial boliviano. “Si yo fuera presidenta de uno de estos países estaría muy preocupada por el papelón incurrido y por tanta plata tan mal gastada para tan mala información”, dijo Fernández.

Si mandase Mandela

 

¿Qué habría hecho el estadista sudafricano si hubiera estado en el lugar de Obama, Rajoy o Morsi? Ante todo, tratar de unificar a los pueblos, poniendo el interés común por encima de cualquier otro

 

EDUARDO ESTRADA
 
Qué haría Nelson Mandela en el lugar de Barack Obama en Estados Unidos, de Mariano Rajoy en España o, antes de su caída, de Mohamed Morsi en Egipto, por mencionar solo tres dirigentes que reflejan el descrédito en el que ha caído la clase política mundial? Existe una crisis de poder en el mundo hoy, espectacularmente escenificada en el golpe de Estado egipcio y en las protestas que hemos visto últimamente en Brasil y Turquía, y poco valor tiene hablar de la ejemplar figura de Mandela, ahora que agoniza, si nos limitamos a recordar con nostalgia su trayectoria histórica y no intentamos aplicar sus lecciones al mundo actual. Bill Keller, exdirector del New York Times,entró en el tema en una columna publicada en su diario el fin de semana pasado, comparando a Obama con Mandela. Su conclusión: que el primer presidente negro de Estados Unidos no estaba ni remotamente a la altura del primero de Suráfrica.
Menos aún lo ha estado Mohamed Morsi. Comparemos los cinco años que Mandela estuvo en el poder con los 12 meses que Morsi ejerció de presidente en Egipto. Ambos asumieron el poder en circunstancias similares. Uno tras la primavera árabe, el otro tras una primavera africana. Solo que Mandela supo prepararse para el invierno. Mandela entendió que la prioridad, en una época de transición y fragilidad institucional, era construir una nueva nación de arriba abajo y no frotarse las manos y pensar, “ahora les toca a los míos, ahora vamos a imponer nuestro concepto de país y los que no estén de acuerdo que aguanten y callen”. Como hemos visto esta semana en las calles de El Cairo, los que no han compartido su visión islamista ni se han aguantado ni se han callado. La lección egipcia es que las consecuencias de promover el divisionismo en un país en transición pueden ser catastróficas.
Mandela entendió que, en situación de fragilidad política, la unidad nacional era prioritaria
Mandela entendió cuando llegó a la presidencia que, en condiciones de fragilidad política, la unidad nacional era lo imprescindible, que su misión esencial consistía en lograr que todos se vieran identificados y representados en el primer Gobierno democrático de la historia de su país. Si fracasaba corría el riesgo de desatar una contrarrevolución armada o de provocar un golpe de Estado militar. En la piel de Morsi y sus Hermanos Musulmanes, Mandela se hubiera acercado con calidez y generosidad al sector más secular de la población y a los cristianos —los coptos— y a las mujeres. Se hubiera reunido con ellos y ellas ante las cámaras, dando fe de su deseo de construir una nación en la que todos se sientan incluidos. Hubiera aplacado temores, con gestos simbólicos y acciones prácticas, y hubiera resaltado la prioridad nacional de crear estabilidad, de encontrar puntos de encuentro entre todos los sectores de la sociedad. Como acaba de explicar el Financial Times, el pecado original de Morsi “fue responder a lo que querían los Hermanos, no a lo que querían los ciudadanos de la república”.
Consideremos qué hubiera hecho Mandela en el papel de otro presidente que no ha sabido construir puentes en una nación dividida, Mariano Rajoy. Imaginemos, por elegir un ejemplo bastante actual, cómo hubiera respondido Mandela como presidente del Gobierno español al tema catalán. ¿Qué hubiera hecho, concretamente, tras la multitudinaria manifestación en Barcelona del 11 de septiembre del año pasado, expresión y catalizador de un nuevo impulso independentista? Supondremos, para esta hipótesis, que Mandela compartiría con Rajoy el deseo de mantener el país unido.
En lugar de refugiarse en legalismos, hubiera dicho a los catalanes que unidos todos somos más fuertes
Lo que Mandela no hubiera hecho era refugiarse en legalismos constitucionales o consentir que uno de sus ministros le faltara el respeto a la lengua catalana. Más bien todo lo contrario. Hubiera viajado de inmediato a Barcelona y hubiera convocado un mitin en un lugar emblemático para los catalanes, como el Palau de la Música, a la que hubiera invitado a representantes de todos los partidos.
Hubiera empezado su discurso con unas palabras en catalán. Un “bona nit a tothom”, un “moltes gracies per la invitació” y alguna pequeña gracia, como por ejemplo pidiendo disculpas por no poder defenderse mejor en un idioma por el que siente gran admiración, pero que no se preocupen, está tomando clases y la próxima vez que venga lo hablará mejor. De ahí Mandela hubiera procedido a reconocer los agravios históricos que Cataluña ha padecido a manos del Gobierno central español, especialmente en la era franquista. Que se hubiera prohibido enseñar a los niños de colegio en su lengua materna fue, hubiera dicho, una barbaridad. Pero otra verdad histórica, Mandela hubiera agregado, era que el resto de España había aportado mucho a Cataluña, y Cataluña había aportado mucho al resto de España. Unidos somos todos más fuertes. Hay mucho más que nos une de lo que nos divide. Los puntos de encuentro cultural son innumerables, empezando, hubiera dicho con una amplia sonrisa, por una selección de fútbol campeona del mundo en la que más de la mitad de los jugadores son del Barça y sin olvidar, por supuesto, el cava y el jamón. Mandela hubiera reconocido que, sin estar él necesariamente de acuerdo, era capaz de entender el punto de vista de aquellos que exigían la secesión o un reparto del pastel económico más favorable a Cataluña. Por eso lo necesario sería dialogar, oír la voz del pueblo catalán, buscar soluciones en las que quizá todos tendrían que ceder un poco, pero, al final, todos saldrían ganando.
Un discurso así, que sin duda es el que hubiera hecho Mandela en tales circunstancias, y el voto independentista catalán caería en picado en la siguiente encuesta. Además seguiría cayendo porque Mandela no se quedaría satisfecho con el triunfo retórico de un día, sino que en todos sus gestos y todas sus acciones a lo largo de su mandato demostraría a los catalanes lo que todos los pueblos y todos los individuos exigen: respeto.
Para ser un gran estadista hay que ser generoso y no mezquino, visionario y no cortoplacista, pragmático y no partidario
Bill Keller, en su artículo para el New York Times, dijo que sería interesante “imaginar cómo la presidencia de Obama podría ser diferente si hubiera hecho las cosas a la manera de Mandela”. Keller resaltó el genio negociador de Mandela y su claridad de principios: poseer el don elemental político de la persuasión y, con los ojos puestos en el objetivo central, entender dónde hay espacio para poder hacer concesiones, y dónde no. Por ejemplo, en las constantes y frustrantes batallas que Obama ha librado con el Congreso no ha podido lograr un acercamiento y una relación de simpatía mutua con los dirigentes republicanos. Mandela hubiera identificado a los republicanos más influyentes, les hubiera invitado a la Casa Blanca, les hubiera servido, con sus propias manos, té o café, hubiera hecho bromas, hubiera destacado los intereses en común y, sutilmente poniéndolos contra la pared, hubiera apelado a su patriotismo y responsabilidad social.
¿Que estamos hablando de entornos nacionales muy diferentes, de culturas políticas distintas? Sí, pero Mandela se metió en el bolsillo a los derechistas blancos de su país, gente racista y temerosa que preparaba una guerra civil para acabar con su proyecto democrático. Comparado con eso, como escribió Keller, “el Tea Party es, bueno, un tea party”.
El reto de Morsi ha sido mayor. Pero el principio es el mismo. Los grandes estadistas, los que pasan a la historia como Mandela y Abraham Lincoln, son los que aspiran a unificar sus pueblos. Eso es lo que deberían intentar hacer en sus diferentes contextos Obama, Rajoy, Recep Tayyip Erdogan en Turquía, Nicolás Maduro en Venezuela, Cristina Kirchner en Argentina, Enrique Peña Nieto en México, y todos los dirigentes del mundo cuyos países sufren las consecuencias de la ceguera ideológica, la división social o un pasado reciente complicado, con heridas aún por cicatrizar. Para eso hay que desear poner el bien común por delante de cualquier otro interés, ser generoso y no mezquino, visionario y no cortoplacista, pragmático y no partidario. El ejemplo de Mandela, ante todo un ser político y no —como él siempre quiso recordar— un santo, demuestra que sí, se puede.

EL DILEMA DE EVO

Evo Morales amaga con cerrar la embajada de EE UU en la Paz

El presidente de Bolivia define a los países europeos como "peones" del "gendarme"

 

Maduro, Morales y Correa, en Cochabamba. / JORGE BERNAL (AFP)
 
La defensa de la democracia, la dignidad y la soberanía de los pueblos implica ampliar la lucha para liberar a los pueblos y a los movimientos sociales de Europa, cuyos gobiernos están sometidos a Estados Unidos, según ha declarado el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien ha asegurado también que no le temblaría la mano para cerrar la embajada estadounidense en La Paz.
Los presidentes de Venezuela, Ecuador, Argentina, Uruguay y Surinam que, como miembros de UNASUR, han acudido a demostrar su pleno apoyo a Bolivia y a Morales, participaron de una concentración de trabajadores, productores de coca, agricultores y representantes de los sindicatos campesinos y de juntas vecinales en Cochabamba.
Morales fustigó a los países europeos y a Estados Unidos, durante un acto de masas en un coliseo local con aforo para 8.000 personas, después de resumir algunos momentos del incidente que vivió el martes cuando cuatro países -Francia, Espana, Italia y Portugal- cancelaron el permiso de sobrevuelo en el viaje de vuelta a Bolivia desde Moscú. El piloto, que advirtió problemas en la lectura del indicador de combustible, pidió aterrizar en el aeropuerto de Viena, donde Morales y su comitiva permanecieron 14 horas, tiempo en el que algunos diplomáticos europeos intentaron requisar el avión presidencial.
“Yo he escuchado que los países de Europa son defensores de la democracia, defensores de los derechos humanos y respetuosos de los tratados internacionales, pero han hecho todo lo contrario porque el gendarme los manda y los peones acatan lo que dice Estados Unidos. ¡Una vergüenza para Europa!”, ha exclamado para reconocer después que no puede entender cómo “los países europeos sean tan sometidos al gobierno de Estados Unidos”.
“Estamos en el tiempo de los pueblos, no de los imperios; debe de acabarse con los imperios, las oligarquías, las monarquías y las jerarquías”, dijo Morales. El presidente boliviano señaló que en las reuniones que ha celebrado con los líderes campesinos y de los movimientos sociales se ha advertido la amenaza de una conspiración, ante lo que aparentemente varias organizaciones sugirieron el cierre de la embajada de Estados Unidos en La Paz.
“Si fuera necesario cerrar la embajada de Estados Unidos. No me va a temblar la mano. No necesitamos embajada bajo el pretexto de cooperación o de relaciones diplomáticas. Estaríamos mejor, no los necesitamos. Tenemos otros aliados”, ha expresado ante el aplauso de sus seguidores.
La participación de los presidentes de Venezuela y Ecuador fue también de decidido apoyo al presidente Morales y dura crítica a la actitud de los países europeos que atendieron, presuntamente, la solicitud de Estados Unidos para detener el avión del presidente boliviano e intentar asegurarse de que uno de sus ciudadanos, el perseguido Edward Snowden, no estaba en la aeronave.
Nicolás Maduro y Rafael Correa aseguraron que quién se mete con Bolivia se mete con toda América Latina. Ambos, junto a sus colegas de Argentina, Uruguay y Surinam además de un representante de la presidenta brasileña, debaten en un hotel de Cochabamba las líneas de una política que como UNASUR adoptarán en sus relaciones con los países europeos y Estados Unidos.

CIBER ESPIA

Obama accede a explicar a Alemania sus programas de vigilancia

El presidente de EE UU reafirma a Merkel por teléfono la importancia de mantener la cooperación en materia de inteligencia

 

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de EE UU, Barack Obama. / REUTERS
 
El presidente de Estados Unidos, Barack Obana, y la canciller alemana, Angela Merkel, han acordado celebrar encuentros de alto nivel para abordar los programas de vigilancia del Gobierno estadounidense y abrir un diálogo más amplio con la Unión Europea para tratar otros asuntos de inteligencia y protección de datos. En una conversación telefónica, Obama ha procurado apaciguar los recelos manifestados por su homóloga alemana sobre el espionaje al que Washington habría sometido a las Embajadas de la UE y ha subrayado la importancia de la colaboración en materia de seguridad.
“El presidente ha asegurado a la canciller que EE UU se toma muy en serio las preocupaciones de sus aliados y socios europeos”, ha señalado la Casa Blanca en un comunicado sobre la conversación telefónica mantenida por los dos líderes. 2Ambos han tratado sobre los recientes artículos sobre las actividades de vigilancia atribuidas a la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU". La Unión Europea ha pedido a la Administración Obama explicaciones sobre la información publicada este fin de semana en el diario Der Spiegel en la que se aseguraba que Washington había sometido a vigilancia las Embajadas de los Estados miembros en Washington. El reportaje citaba como fuente la documentación filtrada por Edward Snowden. Merkel fue muy crítica al respecto y describió esas prácticas como propias de la guerra fría y aseguró que, de ser ciertas, supondrían una brecha en la confianza con EE UU.

 

Durante la conversación telefónica, que se ha producido apenas dos semanas después de la visita oficial de Obama a Berlín, el presidente de EE UU ha tratado de desactivar cualquier tipo de susceptibilidad al respecto y reafirmar el vínculo entre ambos Estados. “Los dos líderes han reafirmado la importancia de continuar la estrecha colaboración entre nuestros respectivos servicios de inteligencia para luchar contra el terrorismo y otras amenazas a la seguridad de nuestros países y la de nuestros aliados”, dice el comunicado de la Casa Blanca.
Fruto de ese buen entendimiento son los dos acuerdos de cooperación a los que han llegado durante la conversación. “Ambos líderes han acordado mantener reuniones de alto nivel entre responsables de seguridad nacional en los próximos días para discutir estos asuntos en detalle”, señala el comunicado de la Casa Blanca. “También esperan iniciar un diálogo entre EE UU y los Estados miembros sobre la recopilación y tratamiento de la inteligencia y sobre cuestiones sobre la privacidad y la protección de datos, tal y como propuso el Fiscal General, el próximo 8 de julio”.
El presidente de EE UU trató de minimizar la información sobre el espionaje a las Embajadas de la UE, asegurando en una rueda de prensa celebrada el pasado lunes en Tanzania, que “todos los Estados recopilan información sobre lo que ocurría en todas las capitales del mundo. Si no fuera así, los servicios de inteligencia no tendrían ningún sentido”. Las explicaciones no convencieron al presidente francés, François Hollande, que insinuó que las negociaciones sobre el acuerdo de libre comercio entre EE UU y la UE que iban a comenzar a desarrollarse en Washington la semana que viene debían posponerse por ese escándalo.
Finalmente, sí tendrán lugar conforme a lo previsto, al menos por lo que se deduce de la conversación entre Obama y Merkel. “Los mandatarios han reiterado su apoyo al inicio de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio y han dado la bienvenida al inicio de la primera ronda de discusiones”, señala la Casa Blanca.