jueves, 4 de julio de 2013

GOLPE DE ESTADO EN EGIPTO

El presidente interino de Egipto jura el cargo tras el golpe de Estado

Adly Mansur, hasta ahora el máximo juez de la Corte Constitucional, tomará posesión en un Cairo bajo control marcial

 
 

El jefe del Ejército, Al Sisí, durante la proclamación del golpe. / ATLAS
 
Antes de que los militares le eligieran como presidente interino, Adly Mansur apenas llevaba 48 horas como presidente del Tribunal Constitucional. De hecho solo hoy ha jurado como cabeza del alto tribunal, el día en el que ha prestado juramento de nuevo como jefe del Estado. Según el diario gubernamental Al Ahram, el nombramiento no ha tenido que ver con la crisis política que ha desembocado en el golpe de Estado que ha derrocado a Mohamed Morsi; hasta hace tres días, era vicepresidente del TC y le correspondía sustituir a Maher Buhairi al frente del cargo.
En su breve discurso de investidura, Mansur ha prometido elecciones y ha agradecido el papel de los militares, la policía y los medios de comunicación, además de alabar "a la juventud egipcia".
Los conflictos entre partidarios y detractores del presidente derrocado han dejado al menos 10 muertos a lo largo del país durante la pasada noche. Desde el inicio de la semana, han muerto más de 50 personas.
Mientras, según AFP, el presidente destituido está en poder de los militares en el edificio del ministerio de Defensa, mientras que el resto de su equipo está en otras instalaciones del Ejército en la capital. Las mismas fuentes sostienen que las fuerzas armadas se han lanzado a descabezar a los Hermanos Musulmanes, emitiendo más de 300 órdenes de detención. Según la agencia de noticias oficial Mena, los cabecillas de la organización islamista están detenidos en la cárcel de Torah, la misma que acogió al expresidente Hosni Mubarak.
También los canales de televisión islamistas han dejado de emitir, así como la emisora egipcia de la emisora catarí Al Jazeera, acusada por el Ejército de tener un sesgo favorable a Morsi y a los Hermanos Musulmanes.
Los mercados egipcios han reaccionado con euforia al derrocamiento de Morsi. La Bolsa de El Cairo ha subido más de un 7,5% a la apertura. Sin embargo, la cotización de la libra egipcia frente al dólar se ha mantenido al alza.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha declarado "muy preocupado" por las consecuencias del derrocamiento de Morsi. Obama, que ha evitado usar la palabra "golpe", ha pedido a los militares evitar detenciones "aleatorias". El presidente estadounidense, que pidió un "rápido" regreso a la normalidad democrática, ha anunciado que revisará el plan de ayuda militar por valor de 1.300 millones de dólares (1.000 millones de euros) aprobado por Washington en mayo.
Mientras, Rusia ha llamado a la "moderación" en el país, según un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores. Alexei Pushkov, portavoz de la comisión de Asuntos Exteriores de la cámara baja rusa, fue más brusco: "Los acontecimientos en Egipto prueban que la democracia no es la panacea, especialmente en países que no forman parte del mundo occidental". Pushkov ha apoyado la política de su país a favor del régimen sirio de Bashar el Asad. El propio Asad ha afirmado que el resultado del golpe prueba "el fracaso del islam político".

GOLPE MILITAR EN EGIPTO

Tahrir ruge. “No es un golpe”

Los opositores celebran extasiados la deposición de Morsi

Dicen que el Ejército se ha limitado a escuchar a las calles

 

Fuegos artificiales en la plaza de Tahrir para celebrar la deposición de Morsi. / Amr Nabil (AP)

 
“No es un golpe”, gritaba ayer, frente al cuartel de la Guardia Republicana de El Cairo, David Nashaat, cristiano copto de 22 años que acusaba al Gobierno de Mohamed Morsi de haber secuestrado la revolución de 2011 y haberse repartido el poder con sus aliados islamistas. “Esto no es una toma de poder, estamos colocando a la revolución de nuevo en su camino correcto”, decía. Era la tónica ayer en las calles de la capital egipcia: una mezcla de inmensa alegría, ganas de celebrar y gritar desde los pulmones con una bandera en la mano, y, a la vez, una necesidad imperiosa de justificar lo que las fuerzas armadas estaban haciendo con la suerte política de Egipto.
Cuando venció el plazo de 48 horas dado por el Ejército a Morsi, a las cinco de la tarde, la plaza de Tahrir estalló en una celebración unánime. Entre a los pitidos, los cláxones y los fuegos artificiales, la multitud rugía su grito preferido, una sencilla palabra en árabe: “erhal” en árabe, “vete”. No fue ni un pálido reflejo del rugido que se oyó en todo El Cairo cuando el general Abdel Fatah al Sisi anunció que derogaba la Constitución y deponía a Morsi. La calle celebraba mientras Morsi y los suyos lamentaban con amargura lo que definían como golpe militar. Eran dos mundos distintos a sólo unos kilómetros de distancia. Cuando los helicópteros del Ejército sobrevolaban Tahrir -y lo hacían con frecuencia, volviendo lentos una y otra vez- el gentío abría los brazos al aire, extasiado.
La de ayer fue la cuarta noche seguida de concentraciones en Egipto. El domingo, hasta 17 millones de personas salieron a las calles, según estimaciones del ministerio del Interior, a pedir la deposición de Morsi. Desde entonces, los opositores del Presidente tomaron cada noche los puntos neurálgicos de su protesta: Tahrir, el palacio presidencial y la sede de la Guardia Republicana donde se rumoreaba que Morsi quedaba a recaudo del Ejército, aunque los soldados que lo custodiaban permanecían mudos. Muchos eran los planes de futuro, recuperadas las ilusiones que en 2011 acabaron con 30 años de régimen de Hosni Mubarak. Era una segunda vuelta o tal vez una segunda oportunidad.
Un helicóptero militar sobrevuela la plaza de Tahrir. / ANDRE PAIN (EFE)
“No podíamos dejar que nos gobernara un día más”, exclamaba anoche desafiante Nadine Wahded, de 22 años. ¿Y si el Ejército volvía a ponerse en situación de controlar el país durante más de un año, como en 2011? “De las opciones que tenemos, esta es la mejor. No es que entonces acabáramos contentos con los militares, pero en este momento es mejor dejarles actuar”.
“¡Los soldados no nos utilizaron a nosotros, nosotros les utilizamos a ellos!”, gritó entonces Ahmad Semeda, de 38 años, tras ella. “¿Cree Morsi que el Ejército ha podido movilizar a tantos millones de personas? El Ejército, simplemente, le ha dado a las calles lo que pedían”. Era un acto de gratitud. Y una forma de interpretar las cosas que se negaba también a llamar a un golpe de estado por su nombre.

OPINION

De nuevo los militares

El golpe en Egipto evidencia el fracaso de la transición después de la ‘primavera árabe’

 

 
El Ejército vuelve a tomar las riendas de Egipto. Dos años y medio después de la caída de Hosni Mubarak, sus compañeros de armas salieron ayer de nuevo de los cuarteles para deponer al islamista Mohamed Morsi, el primer presidente egipcio democráticamente elegido, y suspender la Constitución. Después de una transición política en la que han quedado defraudadas buena parte de las esperanzas que se habían depositado tras las elecciones, Egipto tiene, de nuevo, un hombre fuerte con uniforme: el general Abdel Fatah al Sisi, jefe de las Fuerzas Armadas.
Está por ver qué papel se reserva la cúpula militar después del golpe. Ayer, tras mantener una reunión con grupos opositores, líderes juveniles y jerarcas religiosos musulmanes y coptos, los militares impusieron una hoja de ruta que anuncia un Gobierno provisional y la convocatoria de nuevas elecciones.
Con una herencia de difíciles problemas acumulados tras tres décadas de autoritarismo, Morsi proporcionó abundantes muestras de imprudencia: la peor, incumplir su promesa de gobernar para todos los egipcios. Tomó el voto ciudadano de respaldo como un cheque en blanco, confundió la causa del país con la de los Hermanos Musulmanes y quiso imponer una agenda islamizadora y excluyente mientras Egipto se hundía en la crisis económica, el desabastecimiento y una criminalidad rampante que ha llevado a no pocos sectores a añorar los “tiempos de orden” de Mubarak.

 

De la historia se puede y se debe aprender, sobre todo cuando esa historia apenas tiene dos años. Las manifestaciones de estos cuatro días contra el Gobierno han sido mayores que las que tumbaron al todopoderoso faraón. También en este aspecto Morsi ha dejado patente su desconexión con la realidad. De nada valieron las llamadas de Obama y de la ONU para que escuchara el clamor popular. Lejos de tender la mano, optó por enrocarse y se quedó cada vez más aislado, abandonado por varios ministros e incluso por los islamistas más conservadores de Nur. El ultimátum de las Fuerzas Armadas fue la constatación del final.
La conversión democrática del Ejército, enquistado en el poder político y económico, es poco creíble. “El Ejército se mantendrá ajeno a la política”, aseguró, con escasa originalidad en la historia de las asonadas militares, el general Al Sisi, que pidió a los manifestantes que le vitoreaban en la plaza Tahrir que no recurrieran a la violencia. Los Hermanos Musulmanes, con cientos de miles de seguidores, han prometido dar la batalla.
Los acontecimientos de Egipto repercuten en todo Oriente Próximo. Todos los que aprovecharon las turbulencias de la primavera árabe para financiar a los movimientos islamistas tomarán nota. En cuanto a los egipcios, escaldados ya con un dictador, han dejado claro que no quieren autocracias, civiles o religiosas. Por eso mismo, tampoco las Fuerzas Armadas deberían dar nada por sentado.

Bolivia arropa a Evo Morales a su llegada tras su tenso paso por Europa

 

El presidente boliviano regresa a su país y afirma que los problemas que le pusieron para sobrevolar países europeos son "una provocación al continente latinoamericano"

 
 

Morales ha llegado esta madrugada a La Paz después de un periplo de más de 40 horas de vuelo. / Vídeo: Atlas / Foto: Reuters
 
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha sido recibido como un héroe en su país por centenares de bolivianos que desafiaron la helada noche del altiplano en el aeropuerto de El Alto, cerca de La Paz. Otros miles de ciudadanos se dieron cita en la plaza mayor de todas las ciudades bolivianas para saludar su retorno y expresarle total apoyo tras su retención en Viena y las restricciones al sobrevuelo del avión presidencial en el espacio aéreo de varios países europeos, dado que se sospechó que en el avión de Morales viajaba Edward Snowden, el extécnico de la CIA al que busca Estados Unidos por filtrar información secreta.
El avión de Morales aterrizó poco antes de la medianoche boliviana del miércoles. El presidente fue saludado por su gabinete, autoridades militares, nacionales y embajadores de los países miembros de UNASUR, mientras sus seguidores gritaban “Todos somos Evo, el pueblo está contigo”, “Evo si, yanquis no”.
En un breve saludo, Morales expresó su enorme satisfacción “por la gran unidad del pueblo, por su reacción inmediata ante los intentos de amedrentamiento del imperio” así como la pronta acción de sus colaboradores para “defender la dignidad y soberanía no solo de Bolivia sino del continente”.
El presidente boliviano aludió al incidente internacional que protagonizó el martes y afirmó que se trata de “una abierta provocación al continente [latinoamericano], no solo al Presidente, que usa a su agente [Edward Snowden] para amedrentarnos e intimidarnos, pero quiero decir que nunca nos van a intimidar ni asustar porque somos un pueblo que tenemos dignidad y soberanía”.
“Seguramente, el imperio y sus sirvientes piensan que amedrentar a un presidente debe ser como un hostigamiento o una intimidación a los pueblos y movimientos sociales que luchan por su liberación. No van a lograrlo porque no estamos en tiempos de imperios ni de colonias, es tiempo de pueblos que resisten las invasiones y los saqueos de nuestros recursos naturales”, ha señalado en una corta declaración que prometió ampliar en las siguientes horas.
A lo largo de la jornada las organizaciones afines al partido oficialista, el Movimiento Al Socialismo (MAS), han protagonizado actos de repudio contra los países que revocaron el permiso de sobrevuelo al avión del presidente Morales que retornaba el martes a Bolivia procedente de Rusia.
Los medios locales informaron de actos hostiles contra la embajada de Francia, que fue apedreada por un grupo de 50 personas, algunas vestidas con ponchos rojos y, otras, identificadas como funcionarios del viceministerio de Descolonización, que colocaron pancartas que decían “Francia, tu democracia es colonialista”, “Francia, hipócrita” y otra pegada en la verja de la delegación diplomática: “propiedad de los ponchos rojos”. Poco antes de retirarse, quemaron las banderas de Francia y de la Unión Europea.
En Santa Cruz, decenas de ciudadanos se apostaron en forma pacífica ante el edificio en el que se encuentra el consulado español en esa ciudad del oriente boliviano. No se registraron incidentes.
La embajada de Estados Unidos canceló los actos preparados para celebrar el cuatro de julio, día de la independencia, debido a las tensiones diplomáticas entre los dos gobiernos, agravadas por las restricciones de tránsito aéreo que Bolivia considera de directa acción del gobierno estadounidense, a pesar de que el Departamento de Estado ha negado tener responsabilidad alguna.
La cancillería boliviana ha informado de la devolución al Gobierno de Estados Unidos de una “extraña, ilegal, infundada y sugestiva solicitud de extradición de una persona que no se halla en territorio del Estado requerido”. La solicitud refería a la extradición del informático Snowden, retenido ahora en el aeropuerto de Moscú, según las últimas informaciones difundidas por la prensa local.

EE UU se lava las manos en el episodio del avión de Evo Morales

 

El Departamento de Estado asegura que la decisión de cerrar el espacio aéreo al presidente de Bolivia fue unilateral de los países implicados

 

El secretario de Estado, John Kerry. / JACQUELYN MARTIN (AFP)
 
Estados Unidos se ha desvinculado de la decisión adoptada la madrugada del miércoles por España, Francia, Italia y Portugal de cerrar el espacio aéreo al avión en el que volaba el presidente de Bolivia, Evo Morales, en tránsito desde Moscú, ante la sospecha de que a bordo se pudiera encontrar Edward Snowden, El Departamento de Estado ha asegurado que se trató de una medida individual tomada por esos países aunque eludió confirmar si Washington había solicitado que bloquearan el paso a Morales.
La prohibición del vuelo al presidente boliviano ha desatado la indignación de buena parte de los países de América Latina que han señalado directamente a las presiones de EE UU sobre la comunidad internacional por la huida de Snowden como las responsables, en última instancia, de que Morales permaneciera varado en el aeropuerto de Viena durante 16 horas tras la negativa de varios Estados europeos a permitirle el tránsito. “Las decisiones fueron tomadas por países concretos y deberían preguntarles a ellos por qué adoptaron esas decisiones”, aseguró la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, en la rueda de prensa diaria.
Psaki, sin embargo, eludió confirmar si EE UU solicitó a Francia, Italia, Portugal y España que cerraran el espacio aéreo al avión de Morales. "Deben preguntar directamente a esos países", reiteró, de nuevo. No obstante, la portavoz del Departamento de Estado subrayó que desde que comenzó la fuga de Snowden, Washington “ha estado en contacto con un amplio número de países a los que podría aterrizar o sobre los que podría volar”. “Hemos sido muy claros, ese hombre ha sido acusado de filtrar información secreta y debe retornar a EE UU”, ha señalado Psaki.
El Departamento de Estado tampoco precisó si durante la madrugada del miércoles llegó a tener constancia de que en el avión del presidente de Bolivia estuviera viajando el extécnico de la CIA. Tras desistir de pedir asilo a Rusia, Snowden solicitó refugio en otros 21 países, entre ellos Bolivia y Venezuela que todavía no han confirmado su intención de rechazar la petición. El ministro de Relaciones Exteriores boliviano, David Choquehuanca, ha señalado que el Gobierno estadounidense a solicitado a La Paz la extradición del filtrador, en el caso de que el prófugo ingrese ese país sudamericano.
Este miércoles, Psaki dijo desconocer si se había formulado esa petición pero recordó que EE UU y Bolivia firmaron un tratado de extradición en 1995